cumplidores de sueños.

22/12/12

Dos extraños conocidos.


Lentamente le sonreía, solo a él. Esperando otra sonrisa como respuesta que no tardo mucho en llegar. Caminaban de la mano, como si eso les hiciera más libres, como si así, fueran ellos mismos. Miradas que iluminaban hasta la habitación más oscura, el amor se podía ver cristalino en sus ojos. Besos que ardían en ambas pieles, como si se los hubieran tatuado para que nunca desapareciesen. Días que a su lado eran horas, y horas que a su lado eran segundos. Cada corazón latía al mismo ritmo, como si hubieran creado una melodía 
asimétrica que encajaba perfectamente con ellos dos. El amor estaba, de eso no hay duda.

Pero todo lo que empieza, acaba. Y tan lentamente como ella le sonrió el principió, volvieron a la rutina. Miradas cristalinas que se volvieron opacas. Tatuajes que con el roce, se desgastan. Horas que se acaban y segundos que no empiezan. Una melodía que pone  punto y final a algo que prometieron que iba a ser eterno, pero que solo se quedó en eso, un amor de verano más.